En 2018 propuse un juego a los amigos de facebook, vestir al cuñado de cuñados, al salvapatrias, al nuevo falangito, al insufrible de Albert Rivera. Digo vestir porque tomé su mítico cartel electoral en pelota picada como punto de partida, un gesto populista y facilón, tanto como usar un corazón como pseudologo del partido. Pedí diez ideas locas para disfrazar al líder de la veleta naranja, cumplisteis, todas tienen su chicha, unos redundan en su españolidad, su capacidad "mutante", su autoproclamado poder de liderar desde la transversalidad, sus vicios... Yo me guardé una décimo primera transformación mortadélica, y con compañía, porque un superhéroe puede salvar solo y acompañado.
Y es que él puede salvar mundos, universos y países de las fauces de lo que sea, secesionistas, masones, siths, así es el LÍDER de la futura España libre de complejos que vino a regenerar la política y terminó liándose con la folclórica de los millenials.
Escogí a Rivera porque no me gustan esos tipos que sufren de auténtico adanismo, esos egos desmedidos que quieren ser novia en la boda, niño en el bautizo y muerto en el entierro, le dedico al "niño pera" éste, esta animación, pero podría haber sido casi cualquier niñato de los que dirigen los cinco grandes partidos que de grandes tienen poco.