El curso pasado realicé un trabajo sobre un personaje que elegiría yo mismo. Me apasiona la arqueología y la mitología. Me gustan los petroglifos, las mámoas y los castros. Me fascinan las leyendas que los rodean, me gustaría conocer a uno de esos Mouros y Mouras que habitan esos restos, que vigilan sus tesoros enterrados. Ya que no es posible, al menos permitidme el gusto de darle forma a uno de ellos. Una de ellas para ser más exacta. El personaje que escogí fue una Moura.
Citando a la sabia wikipedia os digo que son las Mouras (por si me lee alguien de la LOGSE y no lo sabe):
En la mitología gallega, las mouras o donas son mujeres bellísimas y encantadas que habitan en las fuentes, ríos, castros, mámoas y ruinas de antiguos monumentos. De cabellera rubia, ojos azules y piel blanca. Llevan vestidos blancos que cubren sus pies descalzos. Se sientan a orillas de los manantiales o ríos, donde lavan y peinan sus largos cabellos con peines de oro. Prometen tesoros y grandes riquezas a aquel que rompa su hechizo.
Quise profundizar en el personaje y no dibujar sin más a una enorme chica rubia, de ojos azules, pálida y vestida de blanco. Una de esas divagaciones me llevó a representarla como lo que siempre han sido, leyendas, historias, cuentos. Decidí también darle un aire actual, acercar este personaje a mi amado noveno arte. Para ello uní el lenguaje del cómic, los bocadillos, a su existencia gracias a la transmisión oral. Transformé cada uno de esos bocadillos (elemento donde se sitúa el texto en los tebeos) en fragmentos de la Moura, los bocadillos pasaron a ser viñetas, a dibujar ese legado oral de nuestros antepasados. Herencia que surgía alrededor de una lareira o en el frío de las corredoiras, pero siempre de la boca de nuestros antepasados. Aquí os dejo la serie de bocadillos que van conformando el cuerpo de esta habitante de otros tiempos, de la Galicia del pasado.
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