El EGO y el mal gusto personificados, con permiso de Sergio Ramos, el cerebro más brillante del planeta fútbol. En la librería me paso horas hablando con las niñas y niños de fútbol, todos están enganchados a las Adrnealyn de Panini y lo paso pipa charlando con ellos y rememorando mi pasado coleccionista de cromos de fúvol.
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