Pepa Lumpen estaba averiada por los años. Ya no ladraba; y se caía al caminar. El gato Martinho se acercó y le lamió la cara. Pepa siempre lo ponía en su lugar, gruñendo y nostrándole los dientes; pero ese último día se dejó besar.
Callada quedó la casa, vacía de ella.
En las noches siguientes, Helena soñó que cocinaba en una olla que tenía el fondo roto, y también soñó que Pepa la llamada por teléfono, furiosa porque la teníamos bajo tierra.
Este texto (uno de los cuentos que forman "Bocas del tiempo" de Eduardo Galeano) forma parte de uno de los muchos trabajos que realicé en lo que llevamos de curso (estoy estudiando desde septiembre de 2012 el ciclo superior de ilustración) La verdad es que es un placer ilustrar un relato, cuento, libro... ya sea propio o ajeno. En breve espero subir alguna cosilla más.
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