En la carrera pasé ocho largos años. Cursos y más cursos perdiendo el tiempo aprendiendo cosas tan geniales como dosificar hormigón o dimensionar una evacuación de fecales, y mejor lo dejo que me pongo escatológico, porque hablar de mierda y de mi carrera y mi profesión podría darme para un buen rato.
Lo mejor de esos años fueron las fiestas, las locuras, charlas y paseos con los compañeros. Sin lugar a duda el mejor caldo de cultivo para que brote un amistad sana y fuerte, se me ocurre decir que la mierda que rodeaba a mi carrera abonaba de amistades y lo que le pusieras por delante, pero me contengo.
Nuria Lamuño, mi Nuria, sería una de tantas amigas que me tuvieron de contertulio, asesor y confidente. Tardes de sábado infinitas en "tu torre", preparativos de fiestas de disfraces, cotilleos, lágrimas, sonrisas... Un besazo para mi Nuria. ¡Rubia!, a ver si nos vemos pronto ¡¡¡¡carallo!!!!
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