A finales de 2005 me fui a vivir a Ribeira por motivos laborales. Descubrí una zona maravillosa con una gente fantástica. Me enamoré de la arqueología que poblaba la zona. Visité castros, dólmenes y petroglifos. El más especial de ellos, para mí, fue el petroglifo de A Pedra das Cabras, en Palmeira, Ribeira. Su peculiaridad radica en no encontrarse en una piedra horizontal a ras de suelo, sino en una cara vertical de una de las grandes rocas redondeadas que salpican el paisaje del Barbanza.
Fue un año viviendo allí, en mi paraíso particular, empapándome de las raíces prerománicas de mi hogar, Galicia, sintiendo, por primera vez en mi vida, calma y paz.
A Pedra das Cabras, el lugar seguro al que dejar viajar mi consciencia y mi memoria, un rincón donde vivirá parte de mí para siempre.
!! Bien, compartimos una misma inquietud; amor por la arqueología . Parabienes !!.
ResponderEliminarPues sí Neira, sí. Me atrapó en esa etapa de mi vida y me atrapa cada día más. La arqueología y esa imposibilidad de conocer perfectamente el pasado me hacen verle ese lado misterioso que parece haber abandonado este mundo tan controlado y tecnológico. Ver una "piedra vieja" me fascina. Un gran amor que compartir.
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