En 1997 empezaba aparejadores. Hice pilísima de amigos con quien pasé muchos jueves universitarios, muchas pachangas de fútbol, muchas frustraciones académicas y muchas risas. Años vividos entre el Tatra, el Egeo y la Zapateira. Allí estaban personajes como nuestro Guardiola particular, el Avelino. Era el mayor de la tropa, aunque ahora, con los estragos de los años somos todos... como decirlo, muy vintage, muy "envejecíos". Esta entrada va dedicada a Avelino y a todos los amigos de aparejadores por los grandes momentos vividos, y especialmente a Bruno, que se nos fue sin avisar el muy cabrón, sin soltarnos una última de sus risotadas pegadizas para poder despedirlo como merecía, entre alegría.
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