Me pasé la infancia paseando por los Jardines de Méndez Núñez, auténtico tesoro botánico en el centro de A Coruña, mi hogar. Recuerdo una parada obligada en cada uno de esos paseos, la fuente con sus pececillos. Mirarlos nadar, que gran placer, una pena haber dejado de ser aquel niño que disfrutaba viendo nadar a un pez sin ninguna otra preocupación en la cabeza :D
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